MISIVA ESTELAR

En el sueño estabas frente a mí, de pie, vestido con una camisa azul, en una habitación con vistas a la Torre Eiffel. Me contabas las pecas como si fueran estrellas y las ibas nombrando: Sirio, Antares, Arturo, Rigel, Espiga, Aldebarán, Vega, Shaula, Hadar, Cástor, Leonis, y yo me reía. Me decías que eran tan brillantes que su luz habían eclipsado mis ojos. Ahí me desperté, Ángel, con un aroma de alegría que me duró todo el día. Estoy pensando en comprarme un telescopio para mirar cada noche como parpadean las estrellas. El sueño me pareció corto. Recuerdo que, cuando nos conocimos en Cayo Largo, yo te dije que me gustaban las estrellas y tú me dijistes que conocías un lugar donde casi se podían rozar con los dedos. Que algún día iriamos a verlas. Yo sabía que era un sueño imposible. Fue pasando el tiempo y las estrellas se fueron oscureciendo en la inmensidad del universo. Me fui apagando poco a poco. El verano pasado, cuando volvimos a vernos en el Ponte Vecchio de Florencia, mis...