LA MALETA
La maleta,
por Paraules amb aroma,
Esta columna la llamaré, como aquel libro “La
maleta”. Aquel libro donde el personaje principal, un emigrante, tiene derecho
solamente a depositar ocho objetos en el interior de su maleta.
Cada uno tenemos nuestro viaje y cada uno llenamos
nuestra propia maleta. Por cierto mi maleta tiene ruedas y es de color granate.
Es responsabilidad de cada uno la elección de aquellas cosas con las que quiera
ocupar su maleta; porque la vida es solamente nuestra.
¿Colocamos la felicidad? Mi respuesta es sí.
La felicidad saboreando los platos de mi madre o los de mi restaurante
favorito. Una reunión familiar y un buen rioja acompañando la mesa, a la luz de
la luna o de las estrellas, y una grata conversación sobre la independencia, la
solidaridad, la afección política, los viajes o el amor. Creo que ser feliz es
tener la capacidad de hacer lo pequeño grande. Aquella estrella fugaz, aquella
excursión con los amigos, aquella celebración navideña, aquella boda, aquella
cena, aquel veinteavo aniversario de la amistad; esa copa de cava congelado,
esas risas, esa playa, esas fotografías, esos amigos, los de ahora, los de
siempre. Aprovechar cada momento, exprimirlo como a una naranja; vivirlo como
si fuese el último, porque esos momentos, los momentos, un momento, ya no vuelven,
ya pasó.
¿Colocamos la lectura? Y también colocaré en
mi maleta un libro para una lectura placentera, para continuar ampliando mi
imaginación, para continuar soñando más allá de los limites establecidos;
monólogos divertidos para reír sola o en compañía, vestida de bicarbonato o de sal
de frutas, y música para agitar mis brazos al aire y disfrutar como una loca
quinceañera. Escuchar cualquier CD de “Soulful Dimension” es glucosa para mis
oídos.
Nada de grandes eventos. Escuchar una
canción: Herat, Wind & Fire-September; leer un poema: “En mi página te
invento, a ti sin desconcierto. Nada podrá alejarte, porque escrito lleva tu
nombre”; ver una película: Intocable; dar un paseo: por la playa… Sólo eso, la conquistada
felicidad de lo inmediato.
Hablar con gente que no piensa como tú y vislumbrar
nuevas perspectivas. Visitar el campo y corretear detrás de las coloridas
mariposas, tumbarme en el suave césped y seguir el viaje de una nube, mirarla
hasta el infinito esperando cual detective no ser descubierta. Saborear una tarde
de cine cubierta por blandos cojines. Disfrutar con una película romántica, por
cierto os recomiendo que veáis la película “No se aceptan devoluciones”, o con
una película de suspense, una de mis preferidas “La ventana indiscreta” de
Alfred Hitchcock, interpretada por los geniales actores James Stewart y Grace Kelly. No hay navidad que pase sin que
vea la película “Qué bello es vivir”.
Confesaré, que me encanta ir a cenar a La
Tina. Qué no sabes donde está. La Tina se encuentra en la calle
Magatzem n.73 muy cerca del monumento a Roca i Pi que está situado en La Rambla de Badalona. Me
gusta saborear su vino espumoso, un trago agradable y burbujeante, mientras ceno
uno de sus variados bocatas con pan de coca. Dicen que el vino espumoso es un
vino indigno y que sólo gusta a las mujeres sin paladar. Ante semejante sentencia yo hago oídos
sordos, sigo relamiéndome con mi bocata especial o mi paté a la pimienta, y
alzo mi vino espumo a toda la eternidad.
Si como señalaba el escritor Raymond Carver
la lectura ha de ser una forma de felicidad, elijamos aquellos ingredientes que
hagan de la vida una forma de felicidad. Encontremos la felicidad a través de
las páginas de ese libro que mueve nuestras emociones; a través de las voces
que secuestran nuestra alma, a través de las sonrisas que embellecen nuestros
gestos.
Abro la puerta, salgo cargada con mi maleta,
transporto mi maleta por las calles, por mi ciudad. La maleta, la vida, mi
vida, es una maleta no demasiado grande, granate, mi maleta me acerca al mundo,
me abre, me llena, conforma mi existencia y construye día a día mi
individualidad dentro de la colectividad, parando el tiempo, mientras el mundo agranda
mi mirada con el lenguaje secreto de todas las palabras.
Badalona, 16 de septiembre de 2014
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