ACROBACIAS
Acrobacias,
Premeditadamente usted interfiere
en mis sueños. Miro el reloj otra vez vuelven a ser las cuatro de la madrugada,
y otra vez esta ahí su imagen, plantada. Me levanto esperanzada con la
posibilidad de que su imagen se desvanezca, pero observo que me sigue por el
pasillo y que entra conmigo a la cocina, y veo que si yo bebo ella bebe; si yo
bostezo ella bosteza; si yo me río ella ríe. Me parece tan entrañable que en
esa duermevela la abrazo y la beso con cariño. Regresa de nuevo conmigo hacia
el comedor. Nos reímos tan locamente que temo podamos despertar a los vecinos.
Si enciendo el televisor me acompaña relajadamente sentada a mi lado, si por el
contrario elijo leer, me ayuda a pasar las hojas del libro. A veces cuando su
imagen me visita no consigo volver a dormirme y el insomnio se instala en la
habitación. Corro la cortina, que bella está la luna, la puedo ver a través del
trozo libre de vidrio, que queda entre el armario y la ventana. ¿Por qué tendrá
la luna a veces esos luminosos destellos de revelación? La noche arrastra una
fracción de verisimilitud, algo por primera vez revelado que tiene que ver con la
verdad, ese soplo celestial que deshace toda mentira. Soplo de aire fresco, de
noche, de vida, de verdad. Respiro. Un cuarto de luna aclara la cama, alumbra
el rostro que mira entre las cortinas, proyectando su cara, su imagen; se
muestra intruso, fuerte, decidido en los tulipanes bordados de seda del
camisón, infiltrando entre los pliegues las manos delicadas que rozan, que
tientan, que calcan. ¿Qué relación tendrá la luna con la imagen? ¿Qué nuevas
hazañas nos deparará, qué nos aconsejara su inesperada aparición? Con mano solar
la noche me muestra ese rostro surcado de alas y nubes, y me lo acerca. Quiero
rozarlo despacio con nocturnidad y alevosía, cual equilibrista sonámbula,
aferro una de sus alas y la aprieto con dedos complacientes contra mi pecho. La
acaricio y me duermo. Yo, la soñadora, la inventora, la creadora de las
palabras que usted me da a manos llenas, sí, yo lo puedo soñar, y lo sueño. Y
espero que acuda a la cita vespertina que probablemente concertaremos muy
pronto, algún día, en el asteroide 69814. Me aboco a usted, me lanzo a volar
cada día más, disparatadamente, sin acertar a verle fin alguno a este vuelo
acrobático, -que pone el mundo del revés-, escapo hacia la nube donde su verbo
y su saliva envenenadora, sus palabras falsas pero halagadoras, me cubren de
versos, de poemas nocturnos, de libros, de fortalezas asediadas; huyo hacia a
esa galaxia que me desvela y me perturba, y a pesar de todas las complicadas
maniobras: yo vuelo. Vuelo, vuelo y vuelo. Hoy vuelo y mañana volaré, volaré,
volaré inquieta, irreflexiva, ansiosa hacia el cielo infinito, sí, sí, sí ese
cielo que es azul. Hoy me he despertado dicharachera sabiendo que la auténtica verdad,
y los auténticos ángeles permanecen siempre íntimamente ligados a la belleza
absoluta del alma. Mi alma y su alma, la de la imagen que mira junto a mi
ventana.
@paraulesambaroma
Badalona, 17 de marzo de 2017
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