EL ANGEL POETA
Un día, sin temor nunca a llamarle,
cuando su nombre era un ángel que se me deshacía en la boca, le llamé. Bueno,
no es tal cual. Le escribí con la boca llena de palabras y al escribirle le
llamaba. Le llamé desde un presente que rememoraba un pasado pintado de
nostalgias. Pero en este lado, el del yo real y verdadero, sabía que usted
jamás me escribiría y desde este lado las palabras se me desbocan con sólo
recordar su nombre. No es un ángel de este mundo, algunos piensan lo contrario,
porque sino hay materialidad no hay existencia. Así que sin ser de este mundo
me vi obligada a volar tan alto que sin darme cuenta me he visto apremiada a
llegar hasta la estrella de su corazón y afortunadamente a estrellarme en su
cielo azul, menos mal que sus nubes no hacen daño. Y en cada nuevo vuelo, me
cargo de palabras, para regalarle trozos de fantasía y de persistencia y de
memoria. Usted el ángel poeta anuncia mi llegada y mi ser invisible se
convierte en presencia, y existo en su boca si usted tan solo me nombra. Y yo
que lo veo lo llamo para que exista, como si mi voz tuviera el poder de
penetrar en su alma, como si de mi voz dependiera su existencia, como si le
hiciera el regalo de adjuntar las silabas de su nombre y con ellas llenar todos
los silencios del cielo. Como si al acompañar la luz titilante de las estrellas
mis palabras se desnudaran en su boca acompasadamente, calladamente tan sólo rozando
las vocales de su nombre.
@paraulesambaroma
Badalona, 6 de marzo de 2017
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