LA TIENDA DE CRISTAL
En la puerta había colgado un cartel
que decía:- he salido un momento, vuelvo en cinco minutos. Justo cuando Anna y
yo nos girábamos para marcharnos apareció Cristal. La silueta de Cristal era delgada,
bajo sus largas pestañas surgían un par de ojos verdes sonrientes y soñadores.
Una media melena rubia descansaba en sus hombros. Abrió la tienda y entramos. Nada
más entrar nos invitó a tomar una taza de té de frambuesa y canela. Me llevé el té a los labios estaba en el punto
que a mí me gustaba, más bien, templado. Cristal nos comentó que se trataba de
una nueva variedad de tés aromáticos con propiedades medicinales. Nos bebimos
el té y nos fuimos a visitar la tienda. En el techo colgaban atrapadores de
sueños, algunos estaban fabricados con madera de arce, otros estaban hechos a
mano, los había de diferentes medidas y colores, también pendían del techo
móviles con estrellas de trapo, y soles de papel crepe metalizados. Mi amiga
Anna se fijó en una pequeña bolsa, de seda rosada, que llevaba bordada la
inicial A, la boca de la bolsa quedaba cerrada por un delgado cordón lila, a
ambos lados de la letra estaban dibujados unos pequeños ramos de flores
silvestres, en su interior había una pastilla de jabón de manos que desprendía
olor a lavanda. Anna me acercó la pastilla de jabón para que la oliese, y al
olerla sentí una agradable sensación de bienestar. Cogí dos bolsas como
recuerdo, una para Anna y otra para mí.
Entre cojines de seda, velas,
espejos, libretas forradas con telas, lapiceros de madera, cohabitaban también
las fragancias de Cristal. Una antigua vitrina de madera guardaba en sus
estantes todo un conjunto de las más variadas botellas de vidrio. Me recordaron
los antiguos frascos de farmacia. Cristal nos anunció que si queríamos podía
prepararnos el perfume de nuestro signo zodiacal. Anna enseguida le acepto la
propuesta, y le dijo marchando un perfume para una tauro testaruda. Cristal
cogió una pequeña botella redonda con un tapón alargado y comenzó a añadir diferentes
líquidos: dos gotas de jazmín,
dos gotas de azahar, una gota de rosa, una gota de azucena y otra de peonía. Y una vez preparada la mezcla pidió a
Anna que le diese su mano, se la giró boca arriba, dejándole caer siete gotas
en la muñeca. Le preguntamos el porqué de esas siete gotas, y nos dijo que el
siete es un número mágico y espiritual que contiene el número sagrado del 3 y
la fuerza terrenal del 4. Anna me alargó
la palma de la mano para que oliese su fragancia zodiacal y sentí un aroma
vertiginoso despertando todos mis sentidos y pensé: - mujer, mira tus manos y
verás un mundo en ellas, huele tus manos y olerás las estrellas. Estaba yo
abstraída en mis abstracciones cuando oí a Cristal que me preguntaba cuál era mi
signo zodiacal, enseguida le respondí que yo era una mujer tradicional para las
colonias y que siempre me gustaba usar la misma. Se aproximó a mí con un cierto
aire de misterio, y me dijo que para una
acuario soñadora como yo, me debían gustar los perfumes que despertaran el olor
de la sexualidad. Anna y yo nos pusimos a reír.
Seguimos visitando la tienda. Un
reloj de pared marcaba las siete de la tarde. Me paré en la sección de hierbas
aromáticas y aproveché para comprar canela en rama para los dulces, tomillo
para la bronquitis de mama y pasiflora para bautizar el insomnio. Me giré y vi
a Anna sentada junto a Cristal en un pequeño sofá de terciopelo rojo, delante
de ellas estaban extendidas las cartas del tarot. De reojo vi la carta del
colgado y me olió fatal. En ese instante me acordé de mi abuelo y de su afición
a la astrología y a las ciencias ocultas, recordé cuando me contaba cuentos de
miedo y me decía que él tenía ojos en la espalda para ver más allá, me pareció percibir
el olor de sus habanos. Al aproximarme a ellas detecte un extraño brillo en los
ojos de Anna. Le pregunté que le habían adivinado las cartas, y me contestó que
le pesaban demasiado los parpados para ver la realidad, que debía abrirlos y ver
otros mundos. La tienda de Cristal, sin lugar a dudas, era la expresión de su
propia personalidad. Abrazamos a Cristal y nos despedimos; en nuestros
bolsillos bailando la fragancia alegre de la primavera.
Badalona, 28
de marzo de 2017
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