OTOÑO VERDE
He llegado de París con una
maleta cargada de imanes: algunos para regalar, otros para adornar la nevera.
Deshago la maleta y entre la ropa aparece la postal de la Torre Eifell que compré
para Usted. Miro la postal y me parece
estar otra vez en el centro neurálgico de esa bella e impresionante Torre de
hierro. En nuestras conversaciones Usted siempre me animaba a visitar París, y debo
decirle que sus palabras han estado a la altura de la impresión tan grande que
me ha causado la ciudad. París es una ciudad muy bella. He paseado por el Sena.
Deslizándome entre el rio y los árboles atravesé mil sueños. Todo verde, todo
mágico. He observado que los franceses
son amables pero fríos, qué diferencia con los italianos ¡mamma mia!, qué
alegres, qué seductores. Termino de deshacer el equipaje y coloco la ropa en la
lavadora. Tengo muchas ganas de verlo y volver a jugar nuestra semanal partida
de ajedrez, por cierto, creo que de no practicar le va a resultar muy fácil ganarme
la partida. Me asomo a la terraza y noto que ya comienza a oscurecer. He
colgado farolillos de luces y he comprado flores para las jardineras. Me
apetece iniciar septiembre con el color verde como protagonista de mi vida;
dejar atrás el azul del mar, y perderme entre
pinos y abetos, tocar madera y abrazar un árbol. Éste será uno de mis
deseos para este otoño, un baño de bosque, el contacto con la naturaleza,
caminar despacio y detener el tiempo. No sé si conoce el parque de Ca l’Arnús,
la próxima vez que venga a visitarme iremos juntos a dar un paseo, con el móvil
apagado y los sentidos en estado de alerta, pasearemos bajo la mirada
silenciosa de los árboles, nos cargaremos de energía positiva con las
sustancias aromáticas que desprenden las plantas, y dejaremos que el canto de
los pájaros acompañe nuestros pasos. Antes de irnos le enseñaré el lago del
parque y lanzaremos una moneda al duende de la suerte. Sabe creo que la mayoría
de las personas cuando nos hacemos adultas dejamos de creer en el mundo de la fantasía,
pero yo puedo asegurarle que un día escondido entre una encina y un cedro, lo
vi acurrucado. Me parece que la lavadora ha terminado de hacer la colada. Me
voy a tender la ropa. Después regaré las plantas y dejaré que su aroma me
cargue de buenas vibras. Feliz noche verde.
#paraulesambaroma
Badalona, 29 de agosto de 2018
Comentaris