LA BELLEZA DE LA CIUDAD


El ventanal del comedor es la parte central de la casa. Es por donde primero miro para recibir las noticias meteorológicas. Las borrascas o los anticiclones llegan a través de él y se mezclan con el verde de las plantas, de las parras y de la ropa colgada en el tendedero. Esta mañana, delante del cristal, un pájaro subido a la barandilla hacía piruetas. Lo he mirado he intento seguir sus pasos. Estaba yo con ese humor gris del primer despertar y el baile me ha animado. El pájaro ha emprendido el vuelo y yo la mañana.

Cada mañana tengo un encuentro con la belleza de la ciudad. La belleza de la ciudad está sentada frente a mí. La belleza de la ciudad cambia de barrio todos los días. La belleza de la ciudad, está sentada, soñadora, en un banco rojo del parque, al otro lado de la calle pulcra. Ayer la belleza estaba sentada con traje marinero en la orilla del mar. La belleza de la ciudad es discreta, conoce el brillo de la integridad. La belleza de la ciudad sabe volverse invisible y colarse entre las cuerdas de un violín y los acordes de un piano. La belleza de la ciudad tampoco desestima el flamenco o el jazz. La belleza de la ciudad es hermosa por querer el arte, la pintura, la música; la cultura en general. Todo le resulta hogar. La belleza de la ciudad se ha colgado esta mañana a través de un rayo de sol. Me ha mirado a los ojos y me ha dicho: tú tendrías que hacer como yo, dormir mucho, un régimen de ausencia y de silencio, mira qué bien le sienta a la piel. Y la belleza de la ciudad se ha puesto a bailar delante de mí -una zumba fácil y divertida. He sonreído. Después me he preparado una taza de té. La belleza de la ciudad se ha sentado en el borde de mi taza de búhos y me ha dicho: adivina de donde viene mi alegría. No lo sé, le he contesto, apártate un poco del borde, no quiero que te caigas dentro y te manches. La belleza de la ciudad se ha reído, ha brincado de la taza y ha recorrido la casa. Ha saltado encima de la mesa y ha husmeado mis cuadernos. Se ha sentado en el sillón y se ha tapado con una vieja manta. Se ha levantado y se ha acercado al ventanal, se ha girado y me ha dicho: mi alegría, es porque me gusta crear posibilidades. Después la belleza de la ciudad ha desaparecido dentro del ordenador, y yo he decido prepararme otra taza de té.

He salido de la cocina con la tetera caliente. He mirado el ventanal, las plantas estaban inmóviles. La casa silenciosa, tímida. Más allá del ventanal, la belleza de la ciudad viva. Iluminada por la claridad festiva de abril. Me he acercado a la barandilla. He extendido la mirada. La ciudad es bella en el patio de la escuela infantil; en los ladrillos rojos de la pista de básquet; en las flores del parque; en las campanadas de la iglesia; en las máscaras que cubren dioses y leyendas; en la arena de la playa; en el puente sin candados; en el tren que arranca con destino; en las palmeras que miran el mar; en las barcas que mecen cantos.

La belleza de la ciudad impregnando todos los lugares, todos los espíritus.  

#paraulesambaroma

Badalona, 10 abril de 2019    

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