LA NIEBLA



Justo hoy hablamos de él y de su densa, oscura y malvada niebla. Clara me ha dicho que si se hubiese dado la coincidencia de habérmelo encontrado en un paso de peatones podría haber pisado un poco más el acelerador, y habérmelo llevado por delante. Claro que a continuación me ha detallado con todo lujo de detalles todos los inconvenientes que ese acto me habría comportado, que si la detención, que si mi familia visitándome en la cárcel de Can Brian, que si el dolor de mi madre, que si mi estancia y mi relación con las otras prisioneras, y un largo extendido de desgracias y de infortunios. Al final hemos llegado a la conclusión de que fue mejor esperar que la densa niebla se fuese disipando poco a poco y, que el tiempo fuera colocando cada rayo en su lugar.
La madre de Clara que hasta ese momento había permanecido callada, pues estaba concentrada en el dibujo de unos Mándalas, nos dijo que hay momentos, circunstancias, en que la niebla se apodera de nuestra vida y vamos palpando sin saber si el camino es el correcto, pero al final, si uno tiene paciencia y sin necesidad de maldecir o de atropellar a nadie, cada uno encuentra la respuesta por los actos cometidos, lo que coloquialmente conocemos como: a cada niebla le llega su San Martín.
La ventana del comedor se abrió dejando entrar un ligero aroma de lavanda. El comedor olía bien, la madre de Clara siguió pintando de vivos colores su dibujo espiritual y, Clara y yo nos bebimos una dulce limonada.    


Badalona, 29 de noviembre de 2016

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