ESCRIBO

Intento escribir cada día un poco, me siento delante del ordenador y dejo que los pensamientos se deslicen por mis dedos. Y todo ese mundo de ideas se pone en movimiento haciendo presente el mundo del lenguaje. La palabra y yo frente a frente. Y desde esa soledad dejo que la lengua hable y que el curso del pensamiento me lleve muy lejos. Asomada a la ciudad, veo los edificios, veo la luna y las estrellas. De pronto giro la cabeza hacia la habitación y me doy cuenta que el mundo real ha desaparecido. De espaldas al mundo, la paz de la noche se convierte en mi aliada, y me abandono entre los brazos seductores de la invención.

La noche es un caballero andante que asciende por las escaleras del castillo sentimental. Escribo en el filo de la sabana un poema de colores para el caballero de los sueños de plata. La palabra y la noche. La noche de los hombres que crean colores de la nada, que idealizan la belleza del universo para iluminar las esquinas de un mundo oscuro. Hace calor y abro la ventana. No quiero volver a ese mundo real, a esa vida ordenada y repetitiva, donde todo sigue un curso preestablecido y lineal. Quiero continuar escuchando la música de los corazones que laten apresuradamente y que sienten la dicha que producen los instantes de felicidad.



Badalona, 24 de julio de 2013

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