OJOS

Un simple gesto apenas perceptible y tus ojos se colgaron en mi alma. Tu mirada me pesa. Esos ojos, tus ojos, los ojos que miro, que recuerdo, los ojos que me han zarandeado la inspiración; esos por los que la creación se ha asomado a mi ventana y ha removido mis mañanas. El pensamiento, altar de lógicas y raciocinios, hoy alberga la chispa de tu mirada.

Ojos castaños, penetrantes, despiertos, que encienden mi otra realidad, la fantasía de unas letras desperdigadas en un trozo de papel. Ahora y aquí creo un mundo con tus ojos, mañana, no lo sé. Ojos de mañanas nubladas, de atardeceres rojos, de noches encantadas. Ojos que viajan entre nubes pasajeras leyendo historias inventadas.

Convertida en la dueña de tus ojos, miro con ellos un nuevo amanecer y los paisajes sombríos se hechizan con el encantamiento de ésta nueva melodía. Soy la que mira, la mirada discreta, distante y callada. Yo soy la mirada silenciosa. Miro mis ojos y al mirarlos veo tu chispa acomodada dentro de mi retina. Ahí está tu mirada: en el plan urdido por el insignificante roce de tus pupilas.

La poesía es poesía porque tiene magia, la magia de unos ojos que miran desde lo alto, que leen detenidamente los renglones de una historia confabulada con arena y sal. Y al deslizar tus ojos por mis palabras ves un poco mi mundo, mi piel silenciosa, cubierta de sonrisas de mar. Investigas mis ojos con la curiosidad del desconocimiento dubitativo y confuso. Me interrogas con tu mirada y yo te respondo que no sé porqué tus ojos se colaron en mi campo visual.

Badalona, 22 de octubre de 2013

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