ENAMORADA DE AGOSTO

Enamorada de Agosto,
por Paraules amb Aroma

Estaba tumbada en la playa, un domingo por la mañana, para ser más exacta el último domingo de Agosto, cuando vi a Septiembre desde un barco velero saludarme con la mano.
Qué quieres que te diga. Este verano me cuesta despedirme de Agosto. Me he enamorado de Agosto, tan moreno y con esos ojos tan azules, tan verdes, tan cristalinos!
Será que Agosto me ha sabido a aventura, a felicidad derramada des de la cubierta de un barco, o desde la ventanilla de un avión. Será que este verano ha llegado deslumbrante con traje de Chanel y perfume de Coco mademoiselle. Sea lo que sea Agosto, este verano, me ha conquistado.
Y no es que no tenga ganas de que llegue Septiembre y volver a ver a mis compis contenidos y distantes, las nuevas temporadas de mis series favoritas y el reinicio de todas las actividades.  Es que Agosto me ha gustado demasiado, los baños a la luz de la luna, las almohadas revueltas, los silencios rotos de la noche, y el tiempo detenido en la esfera cuadrada del reloj.
Agosto es como quedar con ese hombre canalla, esa aventura fugaz de las noches estrelladas; ese hombre que siempre lleva la sonrisa bien colocada y la seducción fija en la mirada, que vive a lo James Bond, que moldea como Jaume Plensa y supera en palabras a Demóstenes. Agosto entre martinis y daikiris, entre cubitos helados de Cava y burbujas del soulful más sofisticado, me encadena con la música que se filtra en la memoria y baila a ritmo de house.
Lo siento Septiembre. Me gusta tanto Agosto que me cuesta un montón liberarme de sus brazos, cual Hércules mitológico y perderme entre tu hojaresca otoñal. Agosto me divierte y me apasiona. Como una música constante que no dejas de tatarear cuando te bañas, cuando caminas, cuando sueñas por siempre jamás.
Así es mi Agosto. Agosto seductor, hechicero, galán y aventurero. Agosto encantado. Agosto inicio y final.
Espero que tú hayas pasado un verano genial.
El mío ha sido intenso, que es como tienen que ser los veranos. Digo yo que habrá sido tan dinámico para contrarrestar el doloroso Agosto del año pasado. Mejor dejar algunos recuerdos guardados.
Comencé celebrando mi cumpleaños, con fiestas coloridas y diversas, con la familia y los amigos. Todos. Los del presente y los del pasado, los de ayer y los de hoy, los nuevos y los viejos, los colindantes y los distantes, los que pudieron asistir y con la presencia espiritual de los que por circunstancias ajenas a su voluntad no pudieron venir. Recibí los mejores regalos, ellos, su compañía, su presencia, sus abrazos, el estar ese día tan especial conmigo, a mi lado.
Este verano he visitado Zaragoza, su catedral y su conocido barrio de El Tubo, y he descubierto la magia del Monasterio de Piedra y he rociado mi cara y mi alma con el agua fresca de sus cascadas naturales. He desconectado el móvil y todas las redes sociales. He disfrutado como una posesa endiablada de helados y pasteles olvidándome de todas las calorías e inquebrantables dietas. Me he maravillado con los paisajes de Santander y San Vicente de la Barquera, con su verde y sus historias. Me he bañado en la playa del Sardinero y he dejado que su fina arena se deslice entre mis dedos. Me he quedado hipnotizada con las leyendas  Toledanas, la del Cristo de la Vega y otras más, con los versos recordados de Gustavo Adolfo Bécquer y con la fuerza pictórica de los cuadros de El Greco.
Me he embrujado en plena noche con el fascinante espectáculo de los fuegos artificiales de la Semana Grande de San Sebastián, y he bebido sueños hasta ponerle nombre a la madrugada. Entre viaje y viaje he leído algún libro y me ha acompañado mi revista preferida de moda: ELLE. He conocido nuevos hostales y hoteles, tabernas y restaurantes. He decido que a partir de este Agosto quiero comprarme un nuevo maquillaje: “humor” porque los veranos y la vida son más pequeñitos que un granito de arena.
Este Agosto he descubierto una taberna en Zaragoza, la Taberna del Sr. Macario, situada junto a la Plaza del Pilar, regentada por un argentino con ojos de gato de mar, donde preparan los mejores torreznos y donde se puede beber un exquisito tinto roble “Care” que nubla casi todos los sentidos menos el del paladar: vino tinto con color a cereza picota, con ribetes violáceos, de capa fina y atractiva. Un olor intenso, con notas de frutos rojos y negros de zarza, y ligero aroma tostado. He reído como una alegre adolescente bajos los efectos chispeantes de Dioniso. Sin duda alguna seguro que vuelvo a Zaragoza!
Ha sido un verano inolvidable.
Un mes de Agosto inimaginable.
Pero todo llega a su fin, y es bueno que haya un final porque sino el intermedio perdería valor. Y así tranquilamente en la playa tumbada, con la música de Marsha Ambrosius acariciando los oídos, de repente, Septiembre se baja del velero y llega a la playa cargado con su mochila escolar. Y vuelven los informativos con el aumento del paro, con más devaluaciones educativas y sanitarias, con banderas esteladas y las corrupciones del viejo Presidente de la Generalidad. La depresión postvacacional y el inicio laboral como suerte de talismán bendecido para todos los que trabajamos.
Me ha gustado tanto Agosto que me cuesta dormirme por la noche y saber que por este año Agosto ha finalizado. Pero hay que ser optimista y volver con ganas renovadas; porque las mujeres somos fuertes y sabemos hacer frente a todos los frentes.
Así que, como dijo ahora no recuerdo quién: ¡Amemos! Volvamos el invierno verano, la noche día, el derecho del revés y hagamos de la guerra paz, y leamos libros, saboreemos un buen crianza blanco o tinto que más da, paseemos por la orilla del mar aunque vayamos acompañados por un viejo paraguas destartalado, compartamos sonrisas y abrazos, comamos sabrosos entrantes y saboreemos postres y licores, y sobre todo sea Agosto o Septiembre, verano o invierno: ¡Amemos! Queramos a los que están cerca y a los que están lejos, a los que se deslizaron un minuto por nuestra vida y a los que comparten todos sus instantes, a los que están y a los que ya se marcharon, porque la vida y el invierno son más breves que una gota de lluvia.
Vivamos lo importante por encima de lo urgente que la vida es muy corta para malgastarla con seriedades y alguna que otra antipatía.
Así pues, doy la bienvenida a Septiembre escuchando la música dulce de mi inquieto corazón.


¡Sed felices en Septiembre! 

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