QUERIDO SEPTIEMBRE


Querido Septiembre.

Por Paraules amb Aroma,

Hola Septiembre. Encantada de volverte a ver. Una vez más. Imperturbable, vestido de dulce hojarasca y perfume de lluvia. Miro por la ventana, y estás ahí de nuevo, otoñal y reservado esperándome entre viejos paraguas y olvidados chubasqueros. Puntual en el encuentro como formal lord inglés.

Cuando llegas, Septiembre, siempre viene a mi memoria el recuerdo infantil de mis padres comprándome mi estuche de colores y mi cartera escolar; los panecillos de Viena y los abrigos de franela; la elección de aquellas asignaturas que fueron diseñando mi camino gramatical; las voces de profesores y amigos como ecos de un pasado que no volverá. Y llegas Septiembre, frío y ardiente. Y me levanto liviana de la cama, como pluma que flota en el aire, cuando el despertador marca su melodía matinal.

Ah, bendito Septiembre. Tan agradable y tan calmante. Eres el que llenas las copas de vino. El séptimo mes del calendario romano. El zafiro que ilumina todas las ideologías. Eres el que enciendes las tardes de cine y crujientes palomitas. Un amor nostálgico. El recuerdo siempre deseado.

El inicio de una nueva estación. Frió y calor. Cambios y variables descontroladas. La miel en los labios tras una noche alocada. El vendimiador que pisa la uva y atropella los sentidos. El The End de la película de nuestro verano; el arranque diario de la cotidianidad. Recuperar la figura. Volver al gimnasio o a la natación. Inventar en un atestado vagón de metro historias y fantasías varias. Repasar el listado de cursos y de hobbies. Abrir el correo electrónico y contestar cada uno de los emails que esperan impacientes una única respuesta. A pesar de todo, no hay Septiembre sin estrellas, ni cielo sin ventolera. Todos los meses tienen sus defectos y sus virtudes. Es cuestión de equilibrio, como en todo, como en la vida. Y de no desmoronarse con la perdida de ídolos, con la caída de las hojas, con enfados infantiles e inmaduros, con imprevistos terrenales, con depresiones postvacacionales. Es cuestión de sembrar sueños y cultivar esperanzas. No cedamos en el intento y dejemos que el aster de septiembre sea la fragancia que perfume el calendario otoñal.

 

Badalona, 9 de septiembre de 2014

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