UNA JOYA: BADALONA

Una joya: BADALONA

Una palabra navega. Pescadores con viejas redes arrastradas en la arena tostada. Los caballitos de mar multiplicándose. Un puente, sin candados, dañado. El mono aferrado a su botella. Los deportistas y los bañistas despreocupados. Sola y soleada, o acalorada. Un poco más allá las lanchas, los veleros, los barcos apegados en el puerto; un poco más arriba algún turista perdido y el silbido del tren. Al final tres torres solitarias, pitagóricas, trinitarias; simbología de ciudad industrial; retratadas en blanco y negro. La gente pasea sin prisas, sin importar de dónde vienen y a dónde van. Mi paso es ligero por estar enredado en la trama de mi pensamiento. Badalona, ciudad de mar. Badalona, ciudad acogedora. Epicentro de solidaridad. Alfombra de luz sobre el mar azulado. Me paro. Sentada en un banco contemplo el balanceo del mar, la vida, tú sabes. Colorido de arena dorada, de alegres palmeras que miran la mar. Familias y niños y enamorados paseando la Rambla. Y arriba, mucho más arriba, relámpagos de pasado donde cada ciudadano encuentra restos de historia, el relato de Venus, la fe medieval del destino. Y en esas piedras, un oráculo, sentenció su destino, fue la forma en que los dioses agraciaron a la ciudad con la joya del mar.

@paraulesambaroma


Badalona, 9 de maig de 2017

Comentaris