EL HÉROE


 
El pensamiento de un héroe, algo atrayente, un baño de conocimiento y luz. Un hombre héroe es como un buen libro: te estimula en la lectura. Dioses que abandonan el olimpo, arco iris que dibuja sonrisas de colores, y el encuentro nocturno con el héroe, como creación, la noche clara, estrellada de verano, luz en la noche, reloj de arena, desierto de aromas, verano caluroso, y aquí estoy paseando noctámbulamente con el alma colgada del hilo de la invención, sin suelo terrenal, cielo de dioses, lleno de palabras, de nubes rollizas que dibujan siluetas boterianas, de verbos y adverbios, motivo tan sólo, toda yo, para la liberación de fantasías incoherentes. Y el tiempo ladrón de minutos y días se para ante la presencia del héroe y se diluye desde el espacio mágico de la palabra. La existencia gramatical resucitada en el tiempo detenido de los dioses.

El hombre enciende cigarros, el dios enciende almas; el hombre baja a los infiernos, el dios se eleva al azul; el hombre se queja, el dios alienta; y es ese dios, impoluto y honesto, entregado a los vientos de la verdad el que pinta la vacuidad de mi cuadro. Manos rojas de pintura, poderes disolventes, almas coloradas. Mi dios camina solitario por la calle iluminada de mi barrio, sube a un autobús, se baja del autobús, saluda a las personas, a los vecinos, a los conocidos de hoy, a los desconocidos de ayer, habla con los animales y las farolas, cree en la vida y en los milagros, lee del derecho y del revés, y es esa divinidad llena de fe la que rapta mi sueño en la noche estrellada.


Badalona, 3 de junio de 2013

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