NARANJA
¡Todo era naranja… naranja! No había nada más que naranja. En todas partes se veía naranja.
Naranja con toque de campanas, a la canela, naranja lineal y a rodajas. Naranja delgada, esquelética. Naranja de madera y de mantas. Naranja blanda.
Naranja de lluvia, naranja con limón… sintonía de notas musicales; naranja de caramelo; llena de historias, de poesía.
Naranja con una “n” pequeña, con una “n” minúscula con llanto de niño, con chochez de vejez; medias lunas desmemoriadas, sin recuerdos de aquella niñez.
Naranja trascendental, transcendentalita; naranja tibetana, espiritual.
Naranja sacramental; con sus ostias y sus reliquias; con sus rosarios y sus curas.
Naranja que apaga el despertador de los madrugadores, de los políticos y los economistas.
Naranja que proclama el canto de otra ideología para la izquierda; izquierda devaluada a naranja.
Naranja fantasiosa y naranja aventurera. Naranja vestida de blanco, de inocente jazmín y belleza naranja.
Naranja susurrante. Naranja ensangrentada. Naranja, naranja que es, simplemente, naranja. Naranja y calor…¡ Y nada más que Naranja ¡ ¡ Y nada más que calor ¡
Badalona, 17 de junio de 2014
Comentaris