POLITICA PASION

Paraules amb Aroma,


Política pasión,

Quizás podría llamarlo Pedro, Juan o Antonio y me interrogo en este momento, ahora que el calor ha desnudado a mis neuronas de toda racionalidad, hasta qué punto importa un nombre. Él es un hombre de carne y hueso al menos eso proyecta desde su fisiología y desde su personalidad, pero mira tú por donde, que a mí siempre me pareció un hombre sin colorear; frío como el hielo; canoso o moreno, lejano; sus ojos miran de reojo y sus gestos se visten con aire de insensibilidad. Ahora ya no hay hombre, ya no hay aplausos, sólo confusión.

Cuando tenía quince años el profesor de literatura nos inculcó, la importancia que tendría en nuestras vidas ser auténticos con nosotros mismos; que lo que creyésemos, que lo que dijésemos fuese coherente con lo que hiciésemos, y que lo defendiésemos contra viento y marea. Al igual que en el teatro teníamos que sentir a nuestro personaje “Ser” tanto por dentro como por fuera porqué sino resultaría increíble. Ha pasado el tiempo y todavía recuerdo al profesor Puig y sus historias. Desde la emoción y el cariño por la educación nos enseño muchas cosas, consiguió que leyésemos más allá de los textos establecidos y logró que nos apasionásemos por la literatura. Nos regalo una máxima: “un hombre o una mujer siempre encuentra tiempo para aquello que ama”.

Es domingo y algunas personas se han reunido para debatir sobre el papel de una izquierda extraviada. En una mañana así, mientras algunos buscan con urgencia la figura de un líder, que hace tiempo no quisieron encontrar, otra parte de la humanidad sobrevive bajo la incertidumbre de un presente incierto; con la sombra nítida de un despido o con la hoja mortecina del paro enganchada en el centro neurálgico del hogar; con el triangulo de la pobreza en la sonrisa desnutrida de un niño; con la medicación caducada de un anciano que no puede recordar.

La Patior, aquella emoción definida como un sentimiento fuerte hacia una persona, tema, idea u objeto, aquella emoción intensa que engloba el entusiasmo o el empeño por algo, aquel interés o admiración por una propuesta, causa, actividad, ha perdido toda su identidad. La pasión carece hoy de interés para nuestros dirigentes; políticos que en los últimos años han dado la espalda al nosotros para dejarse seducir por la figura ególatra del yo; políticos individualistas que han decidido marginar la cordialidad, la tolerancia, el compañerismo, la justicia social en aras de una política meramente gestora de recursos económicos y burocráticos. Miro alrededor todo es más bien triste y decadente. Algunos hombres sin nombre han conseguido que algunas cabezas miren hacia otro lado, que el ideal de la política ideológica, roja y apasionada, persistente y tenaz, con olor a rosa y sabor de honestidad, se haya diluido en brazos de una sociedad adormecida de esperanzas.


Mari Carmen Lozano

Badalona, 19 de junio de 2014



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