MADRE


Te arropo y cubro tus desvelos, como  cuando tú mecías mi sueño. Te arropo e intento calmar tus miedos, como cuando tú calmabas mi llanto. Te tapo con la manta del amor y del cariño, con la mano que quisiera curar males y espantar el tiempo.

Eres la autenticidad de mi vida, mi única verdad. Sentada en la mecedora, con ese balanceo inocente y tranquilo, veo como el vaivén de los días va secuestrando imparable tu cielo. El gris y el blanco como enredaderas veloces trepando por tus cabellos, deshilvanando las costuras de la piel, los dobladillos del cuerpo.

Veo una mujer de rostro suave, una esposa fiel y cariñosa, una madre educadora y amorosa. Blanca, blanca de lirio, de fe y de esperanza. Una mujer transparente de dentro hacia fuera, de fuera hacía dentro.  Blancura y luz en tus ojos y en tu alma.

Y la vida te trajo momentos negros. Negro de enfermedad, de amargura y sufrimiento. Y tú con ternura y amor les venciste la partida, abrazando con energía, dolores, pérdidas y tristezas; construyendo con valentía una dura biografía.

Toco tu cara de luz, tu rostro de amplia mirada, tu piel suave y clara, tu mano que huele a fortaleza y honestidad. Tu olor madre, el olor matriarcal y hogareño que envuelve mis mañanas y mis miedos. El olor del puchero, el olor del chocolate, de las flores, cada una con su aroma. El olor a colonia de la infancia. Drogarme con tu olor y dormir. Cerrar los ojos, olerte y amarte.   

Entiendo el mundo a través de ti, desde tu fuerza vital, tu sencillez, tu generosidad, tu sentido común, tu tolerancia, tu verdad. Y veo como los días van tejiendo su curso. Los arañazos del tiempo. El tiempo es una herida y no hay mercromina (roja o transparente) que la pueda curar. El tiempo se presenta ante mí, pero yo no lo quiero escuchar. Me alejo y me persigue. Es la sombra de mí caminar.  

Y llega la noche. El miedo, ese fuego secreto, que acompaña mudo y lento mis desvelos.  Intento dormir para huir al mundo de la fantasía, a esa otra vida imposible y quimérica, que me permite escapar de todos mis temores, de este naufragio temporal que me ahoga y tormenta, y siento como el miedo se va colando a través de todo, luces, tiempo, padres, días, muebles, lugares, palabras, carcomiendo la vida silenciosamente.

Badalona, 6 de abril de 2016


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