VACACIONES EN CASA DE LA ABUELA
Pasé el verano viendo todos los
días su fotografía colgada en la habitación, que hacía de biblioteca, en casa
de la abuela. De pequeña me dijeron que usted era un ángel. Usted había volado
hacía muchos años. Nunca supieron hacia donde se marchó. En la casa cuando
todos hacían la siesta yo lo miraba, observadora de su retrato dejé que mi
curiosidad se preguntase hacía dónde usted habría emigrado. En aquellos días
veraniegos fue mi imaginación la que comenzó a forjarse historias sobre su posible
paradero. De pequeña, cuando íbamos de excursión al archipiélago de San Simón y
mirábamos la estatua de Julio Verne, la abuela contagiada por el espíritu
aventurero del escritor y poeta me explicaba historias sobre usted, y me decía
que era un hombre lleno de misterios y, que un día se marchó a dar la vuelta al
mundo, y que jamás regresó. Yo la miraba incrédula y me reía. Una noche en la biblioteca
ocurrió algo inesperado. Recorriendo los libros de la biblioteca me encontré
con un manual sobre magia. El libro me intrigó y lo abrí. Había una carta. La
leí y conocí su triste historia. Jamás le conté nada a la abuela preferí
mantener intacto su secreto. El último día de vacaciones cogí su fotografía y la
carta. Cuando me despedí de la abuela le pregunté cuál era su mayor deseo, y
ella me respondió que volverlo a ver. De mayor dejé de ir a veranear a casa de
la abuela, su ausencia me entristecía. Hace poco he leído un libro: El faro del
fin del mundo. ¡No sabe cómo me ilumina!
#paraulesambaroma
Badalona, 9 de julio de 2018
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