LA FELICIDAD


Cuando te vi, el salón se iluminó. Estabas como siempre y me pareció que tus ojos brillaban de alegría. Te sonreí. Nos saludamos, me abrazaste y me besaste, con cordialidad y simpatía, como siempre. De pronto sentí un ligero desfallecimiento en las piernas pero logré mantener el equilibrio. Me sentí traicionada por ellas pero conseguí sobreponerme, y tú no percibiste nada. Todo transcurrió con normalidad, como siempre! Una gota de felicidad se poso en mis labios, la felicidad por aquel a quien acompañe un día, o por aquel que me acompaño durante años. Y así por arte de magia un momento de cotidianidad se convierte para mí, en un momento de oro, redondo y perfecto. Alquimia. Y siento colarse por mis puertas sensoriales ese entontecimiento que da la felicidad. Y sueño despierta, y dejo que esa felicidad silenciosa y discreta, llegue cautelosa, sin estridencias y sin protagonismos a mi encuentro.



Badalona, 24 de setiembre de 2012



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