MI AROMA: BADALONA

Mi aroma: Badalona
por Paraules amb Aroma

Mi universo, mi mundo, mi ciudad, mi aroma: Badalona.
A lo largo de los años he ido escuchando que Badalona es una ciudad dormitorio, antaño industrial, gris e indiferente, y con una existencia minimizada por la grandeza y proximidad de Barcelona. Pero yo siempre me he negado a creerlo y digo: ¡Me niego!
Hay ciudades de las que me empreña que se las critique en mi presencia:
1.- Venecia: no, no se hunde y no huele mal.
2.- New York: no, no es caótica y surrealista.
3.- Londres: no, no es aburrida y puntual como tomar el té de las cinco de la tarde.
4.- Toledo: no, no es solamente religiosa.
5.- Sevilla: no, no es folclórica y torera.
6.- Badalona: es Bella.
Aunque en mi DNI consta nacida en Badalona, no es por ello que diga que Badalona es una ciudad bella, porque tiene 5 Km de playa, talentos para dar y vender (cine, natación, actores, escritoras, periodistas, creadores…). La verdad, y aún a riesgo de que me tilden de sentimentalista, me encanta Badalona. Soy feliz como una niña pequeña en la noche de Reyes cuando algún familiar viene a casa y se queda sorprendido por algún rincón de la ciudad: el puerto, Ca l’Arnús, el Museo, la playa, la Rambla, el Front Marítim, el Turó d’en Caritg…
Siempre será una ciudad mágica para mí, esa ciudad de sol y arena, de montaña y encinas. Sanitaria y educativa. Siempre será una ciudad mágica para mi, esa ciudad de colegio, instituto y bibliotecas; esa ciudad donde he crecido y he amado; donde he vivido, vivo y espero vivir; esa ciudad donde he veraneado y  he soñado. Y me gusta así. Con su cielo azul, su arquitectura modernista. Y la arena dorada de su playa. Con sus hombres y mujeres anónimos o conocidos paseando por la Rambla. Con sus comercios, sus farmacias y sus dependientas, siempre amables y accesibles a ciudadanos y turistas.
Badalona siempre será para mí la mejor ciudad del mundo, con sus defectos y sus virtudes, lo cuestione quién lo cuestione. La ciudad de mis libros y mis aventuras, de mis palabras y mis amaneceres, de mis primeros amores y mis primeros besos, de mis primeros conocimientos y mis primeros descubrimientos. 
Amanece. Va despertando Badalona. Un tímido sol intenta abrirse paso entre nubes faraónicas. Voy a la cocina, silenciosa, descalza, con el camisón despegándose del cuerpo, y me caliento un café con leche. Doy los primeros sorbos, quemándome un poco la lengua, mirando la ciudad desde la terraza y escuchando todos sus silencios.
Enciendo el equipo de música. Y suena  That Soulful Show.
Y me recreo en mi ciudad. En sus calles, en su historia, impregnándome con su aire de mar y su aroma de vainilla:
Las calles recién vestidas,
limpias,
el aire suave,
el olor a prensa y a cruasán,
la música de los pájaros,
el revoloteo de las mariposas…,
como si Badalona
me dijese:
Mira, aquí estoy,
me puedes volver a abrazar.

Badalona, 9 de octubre de 2014




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