PRINCIPIOS INQUEBRANTABLES


Principios inquebrantables,

por Paraules amb Aroma

 
Lo malo o lo bueno de los hombres, según se mire, es que te sorprenden siempre con planes inesperados. Lo malo es que a lo mejor te sorprenden con una escalada al Pedraforca, lo genial es que te sorprendan con un viaje repentino a la ciudad de los canales. Me gusta tener en cuenta una serie de principios a la hora de fijarme en un hombre que normalmente suelen evaporarse tras la primera sonrisa. Mi corazón marca las horas pero se salta los minutos y los segundos. Primer principio, decía que nunca saldría con un hombre al que le gustase el fútbol y mira por donde que al final me aprendí el nombre de todos los jugadores del Barça, del Real Madrid, del Atlético de Madrid y del Español, que no se diga para todos los gustos y para todas las ligas. Siempre dije que no me gustaban los hombres derechos y perfectos, y durante una época de mi vida, no deje de conocer a abogados y juristas, independientes, catalanistas o españolistas. Siempre dije que era más de rubios que de morenos y cada vez me he ido decantando más por lo oscuro que por lo claro. Siempre dije que nunca, jamás de los jamases, mai, mai, mai, conocería a un hombre que viniese de otro continente, y después he acabado paseando por la cordillera de los andes con la mochila repleta de sueños y de cometas.

Trazo la vista atrás por la carretera de la vida y deduzco que los principios basados en el “No” acaban convirtiéndose en “Si”. Mi cerebro mandó órdenes imperativas a mi corazón pero éste lo bombeo con la desobediencia, haciendo caso omiso de algunos consejos y alguna que otra sugerencia. Yo soy la alcaldesa de los sentimentalismos y mi himno lógico-deductivo-racional se perdió por lo cerros de Úbeda. Tengo atracción por la aventura y nada me gusta más que una cita inesperada, y una sonrisa encantadora. Soy una continua soñadora conmigo misma y con la vida. Soy una trovadora del amor y de las relaciones. Y creo que me encanta esta pasión sentimental, este derroche emocional repleto de rebeldía.

Porque, al fin y al cabo, los amores más recordados son aquellos en los que apostamos todo, y los recuerdos más entrañables, queridos y felices ocurren siempre al abrigo de un corazón entregado. Olvidemos, pues, todos los principios inquebrantables. Y emborrachemos nuestra lógica con el sabor dulce de una sonrisa descarada.

 

 

Badalona, 1 de octubre de 2014

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