COLGADA DEL CIELO



Colgada del cielo,

Te miraré y al mirarte me quedaré enganchada como una chincheta en tu pupila. Y sin tocarme podrás sentir la fuerza de mi mirada dentro de tu globo ocular. No intentes arrancarme, porque me incrustaré con más resistencia en tu mirada, y no podrás desengancharme por nunca jamás de tu cielo infinito. Y desde ese mismo instante pasaré a formar parte de tus ojos. Me instalaré en tu cristalino, y tu mundo será mi nuevo hogar. En silencio descubriré hacia donde dirigirás tu mirada, y podré comprobar que nunca buscaste mis ojos, y observaré con tristeza la mirada de la indiferencia, la mirada de la despedida, la mirada del adiós.

Y veré hacia donde diriges tu campo visual y descubriré tus pasos y secretos, porque mis ojos sabrán averiguar el camino que recorrerán tus pisadas. Intentarás con ahínco y tozudez despegarme de tus ojos, pero no conseguirás separarme de ti. Parpadearas insistentemente, con molestia, con incordio, con incomodidad…, sintiendo la piedra terrosa de mi presencia ocular; cerraras los ojos, los abrirás, los volverás a cerrar, y nos volveremos a mezclar.

No podemos escapar de las miradas penetrantes, pesadas, profundas, de pestañas largas, con las puntas alargadas hacia el cielo, de imaginación, de fantasía, de sueños, de ojos astutos y caprichosos que juegan a mirar.

Colgarse de unos ojos y cegarse.


Badalona, 15 de abril de 2015

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