DEL CIELO CAYO UN RAYO
Estoy aquí, en mitad del paso de peatones, en otoño, comienza a oscurecer y
del cielo cae un rayo. Caen luces, descargas eléctricas, ondas, y entro en una
atmósfera caliente, un horno oscuro, un lugar para guarecerme de la gélida tormenta.
Paso del frío al calor, como el que pasa de la vida a la muerte, de la sombra
al sol, del vació a la profundidad intensa de tu tormenta.
Llueve sin parar. La lluvia cargada con gotas que ríen a carcajadas. Un
encuentro casual, frontal. El olor aromático de un café que penetra y adormece
bajo un cielo borrascoso. Una de mis interioridades se me escapa y choca con la
onda eléctrica de una de tus interioridades, y me electrocuto. Tu rayo y yo.
Combinamos partículas positivas y negativas, como dos meteorólogos solitarios que
pasean por las nubes del firmamento, y piso alegremente la luna con mi pie
pequeño, fresco y despierto, y siento como las partículas de tu rayo avanzan, y
se ramifican por mi suelo ionizado.
Toda mi verdad poética desmantelada por un rayo, y yo, desnuda, frágil,
sola flotando en la bóveda celeste, estrella errante debilitada por la tormenta
eléctrica de tus bellos amperios.
Badalona, 26 de octubre de 2015
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