PARIS
Nubes de cielo anuncian con
marcharse lejos, viajando hasta el cuerpo resistente de la Torre Eiffel. Miles
de estrellas brillantes presencian el acontecimiento. Ya se desviste de la
armadura de hierro y se cuela en mi mente. Llegó. Trato de escuchar, esfuerzo
grato de imaginación, sus pasos ligeros y juguetones, entre la multitud de
visitantes del Louvre. Está, su visión, aquella que ya no recuerdo, me hace
mirar al hombre que utiliza el compás, provocándome una ternura inconfesable
que me lleva a viajar sobre sus coordenadas, hoy y mañana. Nubes. Cielo. El
juego de sus apariciones, su proceso oculto acercándose a mí. Sus provocaciones
veladas. Su espalda, acogiendo el revuelo que forman sus cabellos, negros,
negros café, hojitas revoltosas que el viento mueve a capricho. Sus manos, sus
bellas manos, manos de melodía las llamó, porque yo dije que parecían manos
etéreas de pianista. Sus manos vuelan de mí desde la mirada de sus ojos; sus
ojos intensos y la forma como los deja penetrar sin que parezca que me miran.
Su cintura alfarera, moldeada de barro y mar; su cuerpo todo alejándose,
transitando autoritario y bello, extrovertido, impetuoso. Pero sé que no
acudirá a la cita pictórica. Fue una licencia mía, fantasiosa si lo prefiere,
literaria también, un experimento quimérico y artificial de crear con
sublimación y magia lo que nunca existió. Paris. La Torre Eiffel, símbolo de la
mujer fortalecida entre las columnas inflexibles de su soledad, diminuta
soledad acompañada de la mano amiga. Desciendo cada uno de los pisos metálicos
esperando oír sus pasos tras de mi. Abro mis ojos y no está entre la multitud
de viajeros que visitan la Torre, ni en las salas del Louvre, ni entre las
plantas del jardín botánico. Ángel bello al que devotamente atraje a mi mente,
mi ángel invisible y eterno, cierto en sus juegos fieros, certero en sus
arrebatos y en sus vuelos. Ser de nube ¿Qué te hice? ¿Qué te ocurrió? ¿Por qué
tanto silencio? ¿Por qué tantas nubes sin luz? A esta hora del día las nubes de
Paris son pasajeras, inquietas, cielo gris, estela de pisadas endiabladas.
@paraulesambaroma
Badalona, 23 de febrero de 2017
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