LA FOTOGRAFIA

Bajo por la calle Lledó y continuo recto. Me encuentro sin esperarlo en la plaza de San Justo y Pastor, al lado derecho hay una iglesia de la época medieval y un grupo de turistas haciendo fotografías. Comienza a atardecer y la luz adquiere un tono extraño, una oscuridad fantasmal que intenta hablar, que quiere abrazar los vacíos que pugnan por callar. Y aparecen fantasías complementarias iluminando el cuarenta y siete de un viejo edificio desocupado, la conversación de una desconocida que al pasar por mi lado menciona a Sireno y Julio Verne, las esculturas que alumbraron su nacimiento, y son esos indicios los que van agrandando los cascabeles sonoros de mi alma. Entre los turistas, uno de ellos, alto y moreno, se gira y me pide que les haga una fotografía de grupo. Y en un instante fugaz, en la proyección de mi ojo en el objetivo, en ese agotamiento persistente de mi mente, lo diviso, entre los rayos de luz que capta la cámara, escondido entre ellos. El foco proyecta su boca, sus labios, y me paro ahí, en sus labios, y desenfoco la imagen, y lo beso.

@paraulesambaroma



Badalona, 3 de abril de 2017

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