NOMEOLVIDES



De un café y humo pasamos a jugar a detectives; con pistas tatareadas y enigmas codificados. Qué intrigante sabía el verano buscando sus ojos. Qué emoción escuchar su voz. Aquel jardín con palmeras convirtiéndose en nuestra isla desierta. Y si sólo hubiese podido llevar tres cosas, hubiesen sido un lápiz, un papel y su boca. Esa que calla y guarda mientras las palabras flotan sigilosas. La noche nos cubrió y el cielo se llenó de estrellas. La música en el aire. Aquella noche de verano se rozaron nuestras espaldas, y se enredaron nuestras ganas o quizás fueron nuestras almas. Esas que desde entonces besan otras bocas.  
El ángel pudo llamar a sus versos con un nombre de flor: nomeolvides
#paraulesambaroma

Badalona, 25 de junio de 2018

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