UN RAYO DE VOZ

Un rayo de voz
por Paraules amb Aroma

Enciendo la radio y el jazz de Nina Simone me acerca a un pasado reciente. La música, el sonido del atardecer, algo tiene la noche, y a mi encuentro aparece la magia de Harry Houdini, y me libero de las ataduras nocturnas, para huir en busca del secreto de la felicidad. La música, los encantamientos, unos penetrantes ojos azules, me suben al tren de la vida, y alimento mis sueños platónicos con ideas de lluvia.

Aspiro profundamente, y del fondo de la memoria resurge la conferencia del conocido locutor de radio Fernando Martinez (“fernandisco”), en el hotel Rafael de la ciudad de Badalona. Sentada en la mañana, frente al ordenador, veo resurgir en mi pensamiento al hombre, al locutor, al coach haciéndome participe de un nuevo concepto de comunicación: la musicología. Música para flotar, para volar: “I think i can fly”, para atrapar sueños, para embellecer el alma, para sentir la medicina que todo lo cura: el amor.

Es sábado. Estoy en una sala amplía, donde las sillas negras bailan con la mullida moqueta; donde la luna menguante se ha vestido de sol, donde una caja naranja guarda recuerdos y secretos; donde los limones y las naranjas viajan en la misma vía; donde las emociones han abandonado su escondite de cristal; donde los enfermos de Huntington se han olvidado, por un tiempo, de pesares y de angustias; donde la familia y los amigos ocupan un lugar primordial; donde Frank Sinatra, Sir Elton John y Bruce Springsteen conversan sobre la alquimia de la humildad.

Afuera llueve y adentro de la habitación rayos de empatía, de comunicación, de seducción, de pasión, de superación conectan el cerebro, y un sinfín de conexiones neuronales transforman la música de “Me and Mrs Jones” en sonrisas, la tristeza en alegría, la inmovilidad en baile, la distancia en cercanía, la debilidad en fortaleza, el pasado en presente, y el futuro en loca esperanza de vida.    

Se apagan las luces, el telón cae, y las canciones “Color de Esperanza” y “Aleluya”, ponen el broche de oro a una mágica conferencia. En la calle ya no llueve y no es necesario abrir el paraguas. Camino y dejo que un rayo de sol ilumine mi noche, y las cosas importantes de mi vida. A mi lado la sombra de un hombre; intento escapar de ella, y me persigue. Invento un truco de magia y del baúl del neocortex aparecen unos ojos azules, una voz penetrante, una manos de conferenciante; palomas voladoras, que han sabido hechizar la mudez de mis palabras  

Badalona, 24 de marzo de 2015



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