LA MANZANA

Me como una manzana y el día desaparece. Me como una manzana y tengo un sueño manzanero. Una manzana me ha anestesiado por dentro y por fuera. Duermo un sueño profundo y no puedo despertar. Transformada en manzana, veo sin necesidad de abrir los ojos, escucho los sonidos más insignificantes y siento voces delirantes. La manzana me ha conquistado y su dulce sabor recorre mi cuerpo. Comí una manzana sin saber que era del árbol prohibido, y me envenené. Me comí la pócima manzanera, y días de música, canciones, azúcares metafísicos y venenos poéticos, que estaban escondidos en la manzana, vinieron a mi encuentro. Si hay que soñar con algo, sueño con la manzana. En el cesto de frutas de la vida, cogí la manzana, y me transforme en negra pepita. La semilla enterrada, creció, y en árbol de vida, se convirtió.

Badalona, 19 de diciembre de 2013

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