INEVITABLE LEJANÍA














Te marchaste. Salí de la caverna y las luces golpearon mis ojos. Poco a poco, he ido adoptando mi mirada a la nueva realidad pero ha sido en vano, un rastro de vació recorre mis entrañas. Una sensación de inquietud me recuerda que nada será como antes. El trabajo por arreglar éste o aquel tema, por ir aquí o allí con entusiasmo, la actividad constante y la oscuridad de la caverna me ocultaron el poder de tu mirada. Y ahora que no hay muros, que las luces no me ciegan, me doy cuenta que hay algo que me rodea, que está en la atmósfera, algo que traspasa todos mis sentidos, que me persigue y me envuelve con la seda de un bello recuerdo. Y son ellos, tus ojos, los que me acercan tu perfume, la fortaleza de tus manos y llenan mi mente con todas tus miradas. Por eso estoy aquí, escribiendo trocitos de ti, que estallan en la noche o en la madrugada; en el desayuno o en la cena; en la soledad o en la compañía…, y son esos pedacitos los que salvan mi alma de tu inevitable lejanía.



Badalona, 6 de julio de 2012


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